Otro arranque caprichoso y viaje fugaz a venecia a ver los carnavales.
Salida: sábado 6 mañana.
Regreso: domingo 12 de la noche.
A pesar del largo viaje (con escala en Roma), los 6 autobuses en los aeropuertos (creo que los aeropuertos italianos son los únicos aeropuertos europeos que siguen usando autobuses para ir del avión al terminal), y el gentío (no había un solo asiento vacío en los aviones), el viaje valió la pena. Un día precioso, un sol espectacular (creo que incluso me dio insolación), nada de frío y una ciudad bellísima...
En verdad, si uno se fija bien, Venecia es medio feíta: la pintura de los edificios está desgastada, las calles medio roticas y muy estrechas, la comida es para turistas (es cara y no tiene nada que ver con la típica comida italiana buenísima), Vero y Marianna dicen que huele mal en verano (yo no sé porque sólo he ido en invierno), pero al llegar a la plaza San Marco todo esto se olvida. El palacio ducal y la plaza son bellísimos... y más si es en carnavales.
Carnaval en Venecia es como ir a Disney: hay muñecos (gente disfrazada de la época de antaño, no sé qué siglo exactamente) por todos lados. Son personas que se montan el traje y la máscara encima y salen a pasear por las calles (deporte nacional en Italia: ir de arriba a abajo de una calle y devolverse, será para ver y dejarse ver...), posan para que les tomen fotos, se mezclan con el resto de las personas (que les toman fotos), comen, se montan en las góndolas, ... me encanta! (más fotos en el facebook)