otoño

domingo, 30 de septiembre de 2012

Ávila querido

Mi muy querido, extrañado y verde Ávila!



San Petersburgo

Por fin!
Verito y yo fuimos el puente del 15 de agosto a San Petersburgo. Y me encantó, sobre todo ahora que estoy leyendo Anna Karenina y nombran algunos de los lugares donde estuvimos.

Salida: martes 14 agosto en la noche del aeropuerto de Barajas, vía Moscú.
Regreso: domingo19 agosto, con noche espeluznante en el hotel Midlend cerca del aeropuerto de Moscú, nada recomendable...

Bueno, la emoción de ver cosas escritas en ruso ya la habíamos superado con el viaje a Moscú... y el aeropuerto de San Petersburgo es un caos, pero San Petersburgo nos conquistó también. San Petersburgo queda en el delta del Río Neva y es considerada la Venecia del Norte.

Día 1: Llegada al hotel, más bonito que donde nos quedamos en Moscú.

El primer día fue de exploración: caminar desde el hotel al centro recorriendo la Av. Nevskyi, una de las avenidas principales de San Petersburgo, llena de tiendas, cafés y restaurantes. Cada día caminábamos este trecho; y como al tercer día decidimos chequear cuánto era y descubrimos que eran como 3 km, así que al menos hacíamos 6 km diarios.

Paseamos por los canales, pasando el puente Anichkov, flaqueado por cuatro imponentes estatuas de hombres domando caballos, que simbolizan la lucha del hombre con la naturaleza, la plaza de Catalina la Grande, la catedral de Kazán (que se parece al Vaticano), la iglesia de la sangre derramada de Cristo (que se parece al cuento de Hansel y Gretel), y llegamos hasta la plaza Dvortsovaya, donde se encuentra la columna de Alexandre, el Hermitage y el Admiralty. Y al final fuimos por una muy merecida cena en los alrededores de la Iglesia de la Sangre Derramada de Cristo.

Vero con uno de los cuatro caballos

Yo con otro de los cuatro caballos

Catedral de Kazán

Iglesia de la Sangre derramada de Cristo, a mí me parece de galleta

El Hermitage: no puedo evitar imaginármelo en el frío invierno, cubierto de nieve, debe ser bellísimo

Verito lista para cenar


Día 2: Día de jardines e iglesias: el Jardín de Verano, con sus pasillos, escondites, fuentes, 2 cisnes,.... los campos marciales, la iglesia de la sangre derramada de cristo a technicolor, el ayuntamiento, el puente azul, el más ancho del mundo con sus 97,3m, la catedral de St Isaac también a technicolor, y subimos hasta la cúpula de la catedral para ver San Petersburgo y terminamos frente a la estatua de Pedro el Grande, que según cuenta la leyenda mientras la estatua esté en pie San Petersburgo permanecerá en pie. Finalmente, cena en un café que existe desde 1816, me pregunto si Anna Karenina cenó ahí también con Vrosnki?

Pasillos y entresijos del jardín de verano

Catedral de St Isaac por dentro, a full color

Admirando San Petersburgo

Para Pedro el Grande de Catalina la Grande

Café desde 1816, aunque el interior sí que ha sido restaurado y el menú modernizado :)

Día 3: el Hermitage y la vuelta a las islas. Como siempre caminamos nuestros 3 km desde el hotel y entramos al Hermitage a ver la colección impresionista y no tan impresionista: Renoir, Van Gogh, Degas, Cezanne, Picasso, Kandinsky,... muchas de estas obras las había visto en el Prado cuando hicieron una exposición en colaboración con el Hermitage.



Luego cruzamos el puente Dvortsovyy, el más famoso de San Petersburgo sobre el río Neva, hacia la isla Ostrov, donde se encuentra la universidad, con sus 2 faros. Lo gracioso es que parece práctica común irse de boda express y low-cost con unos pocos amigos a hacer picnic en parques en San Petersburgo... había un montón de novios por todos lados...

Uno de los 2 faros contra el cielo nublado

Picnic pos-boda

De ahí a la fortaleza de Pedro y Pablo, donde también era muy gracioso porque había mucha gente, y gente mayor, de la 3a edad, topless tomando el sol.

Luego fuimos a ver la primera casita de Pedro el Grande en la Isla Storona. De este lado del río hay casas más high society.

De regreso a nuestro lado del río cruzamos el 2do puente más famoso de San Petersburgo, el puente Troitskiy. Estos puentes son bellísimos y se abren en las noches para dejar pasar los barcos, sólo que no nos quedamos hasta las 2am para comprobarlo :)

Puente Troitskyi
No lo vimos en persona, pero en las noches el puente Dvortsovyy se abre para dejar pasar los barcos
En la noche, cenita en restaurante italiano, un minestrone súper reparador, y espectáculo ruso... súper divertido... definitivamente me gusta la música tradicional rusa.


Pero eso sí, veía a los bailarines y me dolían las piernas de sólo ver tantas sentadillas.

Y de regreso al hotel, aprovechamos para ver San Petersburgo de noche. Cuando llegamos a la plaza de la columna de Alexandre quedamos encantadas porque estaban lanzando linternas de papel al cielo en el más puro estilo Rapunzel.

Día 4: el Peterhof, el versalles ruso, que da al mar Báltico... sin palabras... Fuimos en ferry, que agarramos frente al Hermitage, pero sólo se podía pagar en efectivo. El ferry es la mejor forma de ir... porque la fuente del Peterhof termina en el mar y es bellísimo.



Chao Rusia!